VIDEO:
https://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=0hqir9UTAfE
Rumiñahui

Rumiñahui pertenecía a la nobleza de privilegio, el mismo gustaba recordar su estirpe incaica, y se vanagloriaba de ser hijo de Huayna-Cápac llegando a ocupar las posiciones que mantenía como uno de los general de su padre por sus méritos militares. El verdadero nombre de Rumiñahui es Pillahuaso II de orígen "Quitu", más antigua que el quechua. En cambio en "quechua" es "Ati" que significa "Vencedor, invencible..", título que usaba el viejo Pillahuaso en tiempos de Huayna Cápac, habiéndolo transmitido a su nieto Rumiñahui. Fue el Rostro de piedra para los incas quiteños, introvertido, severo, fuerte, ágil y autoritario. Un temperamento así tendría una expresión de dureza como la de la piedra precisamente y por su aspecto físico le pusieron el sobrenombre de "Rumiñahui", el Ojo de piedra para los cuzqueños para algunos se debió a un velo que nublaba su vista, el resultado de una herida en batalla o una catarata. Para otros, sin embargo, serían sus ojos que infundían dureza y un implacable carácter, fue llamado el Gran Señor y Caudillo por sus soldados.
A la muerte de su padre Huayna Capac, Rumiñahui le jura lealtad a su hermano el inca Atahualpa, cuando Atahualpa se encontraba en Cajamarca preso por los españoles, le pidió los tesoros de Quito para su rescate, este no los envió pero logra enviar de otras regiones, intuía que de todas maneras iba a morir y era mejor conservar los tesoros de Quito intactos, al tener conocimiento de su muerte y la conducción del cadáver de Atahualpa desde Cajamarca hacia el norte, se trasladó aLiribamba(Riobamba) con su vasallaje, en donde con todos los honores y las graves ceremonias de culto indígena honró y dio sepultura a los despojos mortales, desconociéndose hasta la fecha el lugar donde se enterraron, igual que su tesoro.
Cuando el ejército de Sebastián de Benalcázar conformado por españoles y cañaris aliados a ellos llegaron al vital nudo de Tiocajas se encontraron con el ejército inca dispuesto a detener su avance, Rumiñahui hábilmente utilizo a su favor el terreno que tomo una posición ventajosa y los rodeo, sus guerreros además ya se habían acostumbrado a luchar contra arcabuces, cañones y caballería. Los españoles varias veces se vieron a punto de ser derrotados y masacrados sin embargo no rompían filas y aguantaban, Rumiñahui ya saboreaba la victoria pero de pronto sucede algo inesperado, explota el volcán Tungurahua, ese momento se vuelve fatídico para el porque sus indios guerreros creían que era castigo divino de su dios, Rumiñahui de ganador de la batalla pasa a ser derrotado, donde logra escapar junto con algunos soldados y aunque hubo luego escaramuzas entren ambos bandos, Rumiñahui ya no logra expulsar a los españoles.
Falleció quemado vivo por los españoles el 10 de enero del año 1535, en una improvisada hoguera en lo que actualmente se conoce como la Plaza Grande de Quito. Así lo aseguró el historiador y maestro Óscar Efrén Reyes. Sin embargo sí existe en una acta del Cabildo de Quito del 25 de junio de 1535, en la cual se indica que Rumiñahui fue exterminado. Aun así, algunos establecimientos educativos del Ecuador recuerdan ese día del asesinato cruel de este General y ponderan su valentía y lealtad.
General de Atahualpa[editar]
Rumiñahui y Atahualpa, medios hermanos, vivieron juntos en el palacio al lado de su padre. Eran valientes, inteligentes, hábiles, dueños de una gran seguridad. Desde su infancia y juventud creó y maduró internamente un sentimiento y un resentimiento; pues, era hijo bstardo de Huayna Capac y Atahualpa era el legítimo heredero después de Ninan Cuyuchi y Huascar. Aunque Rumiñahui era mayor que sus hermanos por parte de padre no tenía, por esta razón, derecho a la sucesión real pues se consideraba rey del imperio Inca al primogenito. Rumiñahui tuvo que asumir con valor, sentimiento y coraje el papel de General que le había designado su padre pues tuvo que defender desde muy joven a su padre y posteriormente a Atahualpa hasta dar su vida por su familia real y por su tierra.
Más de 30 años los hermanos vivieron junto a su padre Huayna-Cápac. Cuando muere el inca Huayna-Cápac, Atahualpa y Rumiñahui continuaron unidos íntimamente por la sangre, por el deber y por un gran afecto y desde ahí le jura lealtad a su hermano Atahualpa junto con otros generales que servían al fallecido Huayna Capac.
Los caciques norteños sabiendo que Ninan Cuyuchi legitimo heredero estaría enfermo igualmente de viruela habrían presionado al Sapa Inca para que redactara un testamento, un testamento era tradición en el Reino de los shyris. Tras la muerte de Huayna Cápac y de su hijo sucesor Ninan Cuyuchi de viruela posiblemente traída por los españoles que ya se encontraban en América. En 1527 Atahualpa es proclamado Shiry XVII y comienza su gobierno del Reino de los Shyris Según los shyris se rigieron a este testamento porque su última princesa shyri Pacha antes de tenerlo como hijo a Atahualpa pidio un único deseo que fue "que si ha de sacrificarse seria para que su hija o hijo que naciera seria heredado de su reino" el reino de "quitu", deseo que el Inca Huayna Capac habría cumplido en su testamento dejando el sur para Huascar sin tener conocimiento de esto Huascar.
Cuando el cuerpo embalsamado de Huayna-Cápac Shyri nombró a Rumiñahui para que lo representara en el Cortejo. Al regresar Rumiñahui, Atahualpa buscó la unidad de las tribus de todo su reino. Para el cronista español Agustín de Zárate:
"Atahualpa no se sublevó contra su hermano, sino más bien se apresuró a enviarlo al Cuzco una embajada dándole a conocer la muerte de Huayna Capac, y le ruega que le deje la Gobernación del Reino de los Quito, al mismo tiempo que le hace recuerdo de que ese territorio fue de su madre y su abuelo paterno el Siri. Huáscar le contestó que le daría una Gobernación en otro lugar pero no en Quito. Eso motivo la rebelión de Atahualpa."
Es ahí cuando se inician las dificultades y hostilidades entre ambos, Huascar envía una invitación mediante sus orejones cuzqueños a Atahualpa para que se presente ante el para que jure lealtad como nuevo rey del imperio Inca, mensaje que no tomo en cuenta Atahualpa y prefirió oponerse y comienza a preparar a sus generales y toda su tropa para comenzar un ataque hacia el Sur.
Y estalla la guerra civil, Rumiñahui como general de Atahualpa es recordado por haber participado en algunas campañas, donde fue capaz de ilustrar las técnicas de guerra a Atahualpa quien constantemente lo acompañaba. Los generales atahualpistas , Calicuchimac, Quisquis y Ucumari también participaron en la Guerra Civil. Al comienzo de las hostilidades, estuvo presente en los enfrentamientos más importantes junto a los generales de Quisquis y Calicuchima, pero, cuando la zona de operaciones se trasladó hacia la capital Inca, se le encomendó proteger la retaguardia del ejército atahualpista. Fue entonces que se produjo la dramática captura del Inca Atahualpa en Cajamarca.
Captura del Inca Atahualpa en Cajamarca[editar]

Se calculan cuarenta mil soldados quiteños avanzaron y triunfaron en las sucesivas batallas contra el ejército huascarista. Los generales Rumiñahui, Quisquís, Calcuchimac y Ucumari fueron dueños de la victoria. Atahualpa al parecer fue herido, lo que motivó que fuera a descansar a Cajamarca. Y proclamaron a Atahualpa como Sapa Inca del Imperio. Rumiñahui fue uno de los capturadores de Huáscar. Rumiñahui avanzó a Cajamarca cuidadosamente días antes de la llegada de los españoles, los que se acercaban lentamente y pudo comprobar que venían haciendo destrozos, trató de convencer a su hermano de que debía recibir a los extraños con las armas en las manos de forma rápida y de sorpresa pues los españoles se querían apoderar de la riqueza del oro, pero su consejo prudente no fue seguido por el Inca quien prefirió ajustarse a los consejos de sus cortesanos y Rumiñahui fue enviado de regreso a "Quitu" junto con los 5000 soldados a su mando, pero este hizo caso omiso y se quedó a las afueras de Cajamarca.
Este fue el momento más amargo de Rumiñahui fue el 16 de noviembre de 1532 cuando Hernando Pizarro concertó con Atahualpa la fatal entrevista en Cajamarca. Rumiñahui intuyó la traición de los españoles y lo que había de suceder. Al siguiente día cayó el Inca en la emboscada tendida por Francisco Pizarro y quedó como rehén hasta que pagara su rescate. Fue así como Rumiñahui permaneció fuera de la ciudad de Cajamarca con el ejército compuesto de unos 5.000 soldados sin consentimiento de Atahualpa. El Inca aceptó la invitación de los españoles y encabezó una lenta y ceremoniosa procesión de miles de hombres, mayormente bailarines, músicos y cargadores de servicio se estima 30000. La marcha le tomó buena parte del día, causando la desesperación en Francisco Pizarro y sus hombres, Atahualpa tenía una errónea idea del poder militar de los españoles, él pensaba que sería fácil capturar a los recién llegados que ya habían cometido un sinnúmero de crímenes durante su estancia en el imperio Inca.
Los historiadores han preguntado a menudo por qué el ejército de Rumiñahui conformado por 5000 hombre armados no habría intervenido cuando se hizo claro que su Señor Inca había caído en una emboscada. Fueron probablemente por dos razones de esta decisión. En primer lugar, la férrea disciplina que permitió a los incas tomar iniciativas personales sin un orden adecuado y era obvio que Rumiñahui había quedado fuera de la ciudad por prepotencia del Inca Atahualpa, que desconocía las verdaderas armas de guerra de los españoles. En segundo lugar, la rapidez de las acciones y la confusión que causó, incluyendo la preocupación de dañar la integridad del Inca que se encontraba en medio de la matanza. Cuando quedó claro que el día fue fatal para el ejército del Inca, Rumiñahui dio órdenes de regreso a Quito al oír el ruido de la artillería española dándose cuenta que era un sacrificio en vano ya que contaba con pocos soldados, salió hacia el norte con sus 5000 guerreros que tenía a su mando y sin ayudar a su monarca. Con esta tropa llegó a Quito, capital del reino y llamándose apoderado del Inca depuso al Cacique Cozopanga haciéndose entregar los tesoros.
Poco después Atahualpa los solicitó para pagar su rescate pero Rumiñahui se negó a devolverlos , no envió todos los tesoros de Atahualpa para el rescate sino solo el oro de otras regiones. aduciendo que de cualquier forma el Inca moriría a manos de los extranjeros y que era mejor conservar el oro lejos de la ambición de los españoles.
Resistencia contra los españoles[editar]

La guerra de resistencia tuvo dos fases: la una hasta la primera entrada de Benalcázar a Quito en julio de 1534 y la fundación de Santiago de Quito en la provincia de Chimborazo en agosto de 1534; y la otra hasta la muerte de Rumiñahui en 1535. La primera fue una guerra de batallas; la segunda, una guerra de guerrillas. Rumiñahui avanzó a Tomebamba, castigó a los cañaris aliados de Benalcázar y fue retirándose hacia Quito acosado por el español.Su intuición se confirmó: el 16 de julio de 1533 los españoles ejecutaron a su rehén.
Las fuerzas españolas conformada por indios y europeos eran a comparación a las de Rumiñahui más numerosas. Inicialmente, las tropas españolas pudieron confiar en los arreglos de Sebastian de Benalcázar que, por propia iniciativa, había emprendido la conquista del Territorio del Norte, deslumbrado por la esperanza de que el oro existía en ese lugar en gran abundancia. Más tarde, estos se vieron reforzados por la llegada de los contingentes del adelantado Don Pedro de Alvarado, conquistador de México.
Rumiñahui no estaba solo. A su lado combatían los ejércitos de Zope- Zopahua, Zopozopangui, Razo-razo, Pintag II hijo dePintag, y algunos soldados mas y también llegarían refuerzos del ejército de Quisquis que se hallaba en el Cuzco. Los tres ejércitos indígenas estaban operando, sin embargo, por separado, lo que permitió a los españoles hacer frente a uno por uno, con evidentes ventajas estratégicas.
El factor que más influyó en el resultado del fracaso de la resistencia en Quito fue la presencia de los antiguos enemigos de los pueblo de Quito, los Cañaris que se aliaron con los invasores españoles. Los Cañaris sacaron provecho de las desgracias de sus antiguos opresores, los quiteños, para recuperar su libertad , sin saber que se atarían a un yugo más pesado. La presencia de los cañaris permitieron a los españoles aliviar o disminuir cualquier preocupación de carácter militar y de aprovisionamiento que tuvieran.
A pesar de esto, las primeras batallas fueron muy fuertes y los españoles pagaron caro su avance. Teocajas, Ambato, Pancallo y Latacunga fueron sitios donde hubo feroces batallas que vieron a las fuerzas de Quito luchar valientemente antes que perder. El general inca Quizquiz en una ataque sorpresa logró matar a catorce enemigos y obligó a la mayor parte del ejército español a retirarse. El anciano líder Quisquiz no pudo continuar por mucho tiempo, ya que en sus numerosas proezas fue asesinado por sus propios hombres en una acalorada disputa, dado que él quería convencer a sus aliados de cambiar a un estado de guerra con guerrillas.
Episodios memorables fueron los combates en el callejón andino, la recepción posiblemente del cadáver de Atahualpa en Liribamba, la deserción de muchos indios al bando español, la muerte de los primeros cuatro caballos en combate, cuyas cabezas adornadas con flores fueron expuestas por Rumiñahui como prueba de la vulnerabilidad española y la gesta heroica en la "Tercera batalla de Tiocajas" donde el ejército del General Rumiñahui conformado por las tribus norteñas que eran pequeñas en numero: pastos, cayambis, Puruháes, Otavalos, Caranquis, etc. lucharon bravamente sin piedad ante la tropa española de Sebastian de Benalcazar y cañaris además tribus aliadas a su bando. Los españoles por vez primera saboreaban lo amargo de la derrota, el cerco indígena se estrechaba ya al terminar el día y los españoles ya vencidos, se arrodillaron pidiendo la protección de su apóstol Santiago. De ponto escucharon un ruido profundo que venía de las entrañas de la tierra, era la erupción del volcán Tungurahua y para suerte de los españoles, nuestros indios botaron sus armas creyendo que su dios estaba con ira.
"Es mejor que muramos en seguida por sus manos, con sus armas y debajo de sus caballos, a lo menos nos quedará este contento de haber hecho nuestro deber como honrados y valientes." Son expresiones que el historiador español Antonio de Herrera pone en boca de Rumiñahui cuando éste arengaba a los indios espantados por la erupción del Tungurahua, mientras detenía el avance de Sebastián de Benalcázar sobre Quito y sus tesoros.
Antes de que Quito cayera, Rumiñahui la incendió, escondió los afamados tesoros de Atahualpa y pasó a cuchillo a 4.000 indios pillajes, zámbizas y collaguazos que habían recibido a Benalcázar como liberador. Éste entró a Quito en julio de 1534 hacia las fiesta de Pentecostés
La segunda fase fue una gesta desesperada: refugiado entre los yumbos al lado occidental del Pichincha, levantó a los indios de los Chillos y Latacunga, cayó sobre Quito, persiguió a Benalcázar que se dirigía a Riobamba a conferenciar con Pedro de Alvarado, se atrincheró en las breñas de Pillaro pasó a Quijos, se escondió en los solitarios Llanganates y retrasó en tres meses la segunda entrada de Benalcázar a Quito.
Conquista de Quito y Muerte de Rumiñahui[editar]

Fundada la ciudad española en diciembre de 1534, Benalcázar dio el asalto final a Rumiñahui en el pucará de Sigchos en Cotopaxi. Huyó Rumiñahui: cojeando y solo, fue capturado por cuatro infantes y un jinete en las breñas del cerro Rumiñahui. Juan de Ampudia, El Torturador, le aplicó el tormento pero no le sacó palabra sobre el tesoro de Atahualpa.
El Libro de Actas del Cabildo quiteño consigna para el 25 de junio de 1535: 'Se prendieron los principales señores de estas provincias que se tenía por cierto que sabían del oro y plata que se decía en ellas había, que son Orominavi (Rumiñahui), Zopozopagua, Quingalumba, Razorazo, Sina. Por razón de los delitos que cometieron, se ha hecho justicia de ellos'.
Curiosidades[editar]
Actualmente Rumiñahui goza de buena fama en la cultura popular ecuatoriana, como un luchador valeroso y se vincula su figura muchas veces como ejemplo de patriotismo y coraje. Entre múltiples calles, estadios, coliseos, escuelas, que llevan su nombre en el Ecuador, y su efigie constaba en el billete de mil sucres, moneda que desde el 2000 fue sustituida por el dólar estadounidens
+

Primeras participaciones militares
En Quito, Huayna Cápac encargó a Atahualpa el mando de una campaña militar para someter a los punaneños (del Golfo de Guayaquil) quienes se negaban a pagar sus tributos (esto refuerza la idea que Atahualpa no es Quiteño, pues… ¿Cómo se encargaría a alguien aplastar rebeliones de sus coterráneos?).
Fue en esta permanencia de más de 10 años junto a su padre y los hábiles generales como Chalcuchímac y Quisquis que Atahualpa aprendió el arte de la administración y el gobierno; los cronistas lo describían intelectualmente como alguien de "vivos razonamientos y con mucha autoridad".
Hacia 1490 el Sapa Inca Túpac Yupanqui inició la conquista de la región del actual Ecuador, sin embargo, el dominio no quedo asegurado, su hijo y sucesor Huayna Cápac alrededor de 1515 tuvo que organizar un ejército de 200 mil hombres para someter las constantes revueltas de los pueblos de la zona, afectando principalmente Quito, Tomebamba, Puná, Tumbes y Pastos. Acompañándolo en sus campañas estuvieron sus hijos Ninan Cuyuchi y Atahualpa junto a sus mejores generales, dejando en Cusco a Huáscar (o Topa Cusi Huallpa) con tres orejones (nobles), Hilaquita, Auqui Topa Inca y Tito Atauchi, a cargo de la administración de la capital.
De este modo se pasó el Inca sofocando rebeliones o conquistando nuevas tierras. En 1525 se produjo una epidemia de una enfermedad desconocida para los incas, identificada por los historiadores posteriores usualmente con la viruela o el sarampión, de la que murió el Sapa Inca Túpac Yupanqui en Quito, y antes de morir, había designado como príncipe sucesor a Ninan Cuyuchi, pero este también había enfermado y muerto en Tomebamba sin que lo supiera su padre. Aunque un grupo de curacas intento mantener en secreto la muerte del Inca y su sucesor para evitar rebeliones Huáscar se enteró por medio de su madre que viajó rápidamente a Cusco. La peste había matado también a dos de los orejones regentes en la capital, dejando como la mejor opción al príncipe cusqueño para suceder a su padre, siendo elegido por los nobles de la ciudad. Atahualpa, en tanto, pasó desapercibido políticamente, pues se encontraba en campaña junto al ejército sofocando rebeliones de una manera sangrienta, para que cundiese el ejemplo en los demás pueblos, de no rebelarse a la autoridad del Inca. Era el preferido de los mandos militares y los comandantes más influyentes y capaces.

Ilustración 2 INCA HUÁSCAR
Otras fuentes indicarían que Huayna Cápac de hecho nombró para su sucesión, en primera opción a Ninan Cuyuchi y en segundo lugar a Huáscar, a Atahualpa le dejaría como herencia el cargo de curaca de Quito.
En el Cuzco, Chuquishuaman y Conono, hermanos de Huáscar, intentaron sublevarse para poner en el trono a Cusi Atauchi, pero el intentó falló y la desconfianza y preocupación comenzaron a crecer en Huáscar. Cuando llegó la momia de Huayna Cápac a Cuzco, Huáscar se enfureció pues la delegación no había traído consigo a Atahualpa. En su paranoia, Huáscar mató a nobles cusqueños sólo por ser sospechosos de traición y de esa forma empezó a ganarse la antipatía de sus nobles.
Huáscar veía en Atahualpa la mayor amenaza a su poder ya que éste había pasado una década combatiendo en las campañas de sus padre y tenía el apoyo de muchos generales, y aceptó los deseos de su padre Huayna Cápac en lo referente al nombramiento de Atahualpa como curaca de Quito, pero con dos condiciones: que el nuevo curaca no hiciera campañas militares para expandir sus territorios y que se reconociera vasallo del nuevo Sapa Inca y le pagara tributos, lo que Atahualpa aceptó.
Lo cierto es que el territorio bajo el dominio de Atahualpa era un área muy rica y poblada, pudiendo realizar campañas de conquista a los ricos pueblos al norte de esta. Huáscar comprendió que su medio hermano podía expandir su riqueza y poder hasta avasallarlo. El curaca norteño contaba además con las mejores tropas del imperio y los generales más experimentados de las campañas de su padre a su disposición. La tensa paz duró no más de cinco años, sin que ninguno de los dos realizará alguna campaña militar y dedicándose a disfrutar de las riquezas que heredaron. Huáscar aprovechó ese tiempo para conseguir el apoyo de los cañaris, una poderosa etnia que dominaba extensos territorios del norte del imperio y tenían rencores hacia Atahualpa por haberlos combatido en las campañas de su padre.
Las relaciones con su medio hermano empeorando progresivamente Atahualpa viajó a Tomepampa donde ordenó la construcción de varios edificios en honor presuntamente a Huáscar, pero lo único que se logro fue aumentar las intrigas y desconfianzas del gobierno de Cusco. Los huascaristas veían en cada acción de Atahualpa una señal de traición y los atahualpistas consideraban que los cusqueños deseaban para sí los beneficios y riquezas del imperio, excluyéndolos. Esto no hizo más que aumentar la desconfianza y el rencor. Fue entonces que Ullco Colla o Chapera, curaca de Tomepampa, envió mensajeros a Huáscar con noticias de que Atahualpa planeaba rebelarse contra el Sapa Inca.
Atahualpa, desde Quito mandó presentes a su hermano en señal de respeto y reconocimiento de la corona, pero Huáscar asesinó a los mensajeros y mando a otros con regalos para mujer y un mensaje que ordenaba a Atahualpa ir a Cuzco. Atahualpa fue convencido en Quito por sus generales que si iba a Cuzco sería asesinado y que era mejor derrotar a Huáscar para que él asumiera el mando.
La insurrección de Atahualpa
Aproximadamente en 1529, cuando Atahualpa hacia los preparativos para la guerra en Tomepampa, se sabe que fue o apresado por cañaris leales a Huáscar o derrotado y capturado por tropas cusqueñas al mando de Huanca Auqui, las fuentes varían. Lo cierto es que fue encerrado en un tambo real, de donde fue liberado durante la noche por sus partidarios. Se dice que una mamacuna le proporcionó una barra de cobre con la que hizo un forado en la pared y logró escabullirse sin ser notado por sus vigilantes, "que festejaban el triunfo". Atahualpa aprovechó astutamente dicho episodio, porque hizo creer que el Inti lo había transformado en Amaru (serpiente) para que pueda escaparse por una rendija del tambo real. Esa leyenda se propaló por todo el Imperio y convirtió a Atahualpa en un ser mítico.
Atahualpa huyó a Quito donde reorganizó sus fuerzas y atacó Tomepampa, Ulco Colla y Hualtopa (gobernador cusqueño de la ciudad) huyeron con la mayoría de los hombres adultos para unirse a las tropas huascaristas, mientras que las mujeres y niños que quedaron en la ciudad fueron masacrados hasta el exterminio por las tropas atahualpistas.

Ilustración 3 GUERRA ENTRES HUASCARISTAS Y ATAHUALPISTAS
Durante su marcha hacia Caxabamba, Atahualpa ordenó masacrar a todos los pueblos y tribus que se habían aliado a Huáscar, aprovechando que contaba con el grueso del ejército incaico que su padre había llevado al norte del imperio. Poco antes de la rebelión quiteña, el Sapa Inca había mandado llamar a los curacas de los pueblos de la región de Tallán (tumbiz, punaeños, chimus, yungas, guayacundos y cañaris) estos juraron lealtad al monarca cusqueño. El curaca quiteño llegó a Tumbes arrasando todo a su paso, donde la mayoría de la población le apoyaba. El curaca local Chirimasa o Chili Masa se convirtió en uno de sus principales aliados. Dispuso a 12 mil soldados en balsas para conquistar la isla Puná, cuyos 12 mil habitantes habían sido tradicionalmente rivales de los tumbis y leales a Huáscar. Los siete caciques de la isla, destacando Cotorí y Tomala (bautizado después como Francisco Tomala), salieron a enfrentarles con sus 3 mil guerreros en unas 300 balsas, a más de 1200 embarcaciones atahualpistas. Se produjo la "mayor batalla naval de tiempos prehispánicos", los isleños eran grandes navegantes y derrotaron al ejército inca superior en número, toda esperanza de victoria se perdió cuando Atahualpa fue herido por una flecha en una pierna, siendo llevado a Cajamarca para ser curado en sus aguas termales.
Tras esto, los punaeños invadieron Tumbes, saqueándola y reduciéndola a cenizas, capturando 600 personas entre soldados quiteños y locales. Atahualpa tuvo nuevamente que retroceder a Quito a reorganizar sus fuerzas. Cuando los atahualpistas volvieron al sur, los punaeños retrocedieron a su isla llevándose a los prisioneros y un gran botín - Al parecer tiempo después, con la derrota de los cusqueños, optaron finalmente por aliarse con Atahualpa - .
Hacia 1530 Huáscar organizó un poderoso ejército y lo envió al norte al mando de su hermano, el general Atoc o Atoco. Mientras que en Quito, Atahualpa organizó sus fuerzas, reunió a sus generales Calicuchima, Quizquiz, Rumiñahui y Ucumari y ordenó marchar. También envió espías al sur para que vigilaran a las tropas de Atoc. El plan cusqueño era básicamente avanzar al norte hasta tomar Tomepampa y Quito. No se sabe dónde se produjo el encuentro o cuantos fueron, la mayoría de historiadores dicen que el primer enfrentamiento se produjo en Chillopampa donde venció Atoc, pero el cronista Miguel Cabello Balboa, dice que el primer encuentro se realizó en Mullihambato y que en una segunda batalla resultaron vencedores los atahualpistas, María Rostworowski dice que fue en Chillobamba o Mocha. Mientras que Pedro Cieza de León dice que solo hubo una batalla, con victoria de los norteños.
Según Rostworowski en la primera batalla vencieron los huascaristas pero no capturaron a Atahualpa, que observaba la batalla desde una colina con su guardia personal y el general Atoc murió. Aunque para otras fuentes se encontraba en Quito y al saber de la derrota marchó con las tropas que pudo reunir hasta Latacunga para reforzar a sus soldados, ordenando al general Calicuchima dejar de retroceder y plantear batalla al enemigo.
Pese a la primera derrota de los atahualpistas, la segunda batalla fue casi inmediata y esta vez con los hábiles generales: Quizquiz y Chalcuchimac quienes contribuyeron con la victoria de su bando, fue en Ambato o Mullihambato o en el Chimborazo (depende de la fuente). Los atahualpistas fueron avanzando lentamente del norte al sur, y Huáscar empezaba a preocuparse. Cuentan que en Huamachuco, un oráculo le predijo un "mal final" a Atahualpa, este enojado mató al sacerdote con una porra de oro. Lo que en todos concuerdan es que la campaña terminó en una severa derrota de Huáscar, el curaca cañari Ullco Colla y los generales Atoc y Hango fueron capturados y ejecutados cruelmente, según algunos fueron cegados y abandonados a su suerte, otros dicen que se les sacó la piel para hacer tambores de guerra (un cronista cuenta que mandó hacer Challcuchima un recipiente con adornos de oro para beber chicha).
Aproximadamente en 1531, tras el fracaso de la ofensiva de Huáscar se sucedieron una serie de victorias de Atahualpa. Según el cronista Santa Cruz Pachacuti, esto se debía a que el general huáscarista Huanca Auqui había hecho unos tratos secretos con Atahualpa para ser "derrotado" con facilidad. Fue entonces que Huáscar envió a su hermano, el general Huanca Auqui, y los orejones Ahuapanti e Inca Roca con un gran ejército que incluía a guerreros de las tribus norteñas enemigas de Atahualpa. El curaca de Quito ordenó a sus generales Challcuchimac y Quizquiz enfrentarlos mientras que Ruminahui permaneció en la capital norteña.

Ilustración 4 CALCUCHIMAC AL MANDO DE SU EJÉRCITO
Los cusqueños atacaron Tomepampa y Molleturco siendo en ambas ocasiones rechazados. Atahualpa se alió a los bracamoros, en cuyo territorio estaban las tropas cusqueñas, las atacaron y forzaron a retroceder por lo que ambos ejércitos pactaron una tregua (que los cusqueños necesitaban pues habían perdido más de 12 mil combatientes en la rebelión de los bracamoros). La batalla decisiva se dio en Cusibamba, tras romper la tregua, los huascaristas lanzaron una ofensiva que fracaso en dicho enfrentamiento, el ejército cusqueño tras esto se deshizo y los que pudieron huyeron a Cajamarca, pasando por Huancabamba provocando el pánico entre los huarquistas de esos territorios. Atahualpa los persiguió atacando a las tribus de Tallán, punaeños, tumis, chimus, yungas, paltas y cañaris. La campaña norteña se volvió una verdadera guerra de exterminio, al llegar a los restos de Tumbes, ejecutó a todos los jefes huarcaristas y uso sus pieles para hacer tambores. Atahualpa pasó por Húasimo, Solana y Ayabaca acabando con toda resistencia local y destruyendo todo a su paso. Los poechos, con miles de guerreros a la cabeza del jefe Huachu Puru ofrecieron resistencia siendo vencidos. En el resto del valle de Chira, los quiteños tuvieron mayor apoyo, en tanto que los curacas de Amopate y Chira les ofrecieron resistencia. Cerca de Caxas, en Cochaguailla, se produjo una gran batalla en la que los quiteños se impusieron, luego saquearon la ciudad, matando a miles y colgando de los pies a centenares de prisioneros. Atahualpa dejó como gobernador a Maica Huilca, quien al llegar los españoles fue enviado como embajador.

Ilustración 5 GUERRA CIVIL ENTRE INCAS
Ante el avance quiteño los sureños retrocedieron, dándose una serie de batallas en las que salieron vencedores los primeros "…que los huascaristas sólo protegieron su retirada hacia el Cuzco". Cuando los restos del ejército cusqueño llegaron a Cajamarca y trataron de reorganizarse, comandados por el hermano del Sapa Inca, general Tito Atauchi, y el joven comandante Quilaco Yupanqui. Unos 10 mil Chachapoyas y muchos cañaris y tallanes de Piura y Lambayeque les llegaron como refuerzos. Las fuerzas de Quizquiz ocuparon Huancapampa y avanzaron al encuentro del enemigo que se dio al norte de Huambos (Chota) en Choncha-Huaila (Huancabamba - Huambo), el combate fue muy sangriento y duro hasta el final del día, en la noche ambas fuerzas volvieron a sus campamentos, pero en la mañana, los quiteños atacaron a los Chachapoyas, matando a más de la mitad, el resto escapó y con ellos el resto del ejército huascarista hacia la meseta de Bombón (Pumpu), tras la batalla Atahualpa ocupó Cajamarca. Húascar había perdido 7 mil hombres en la última refriega. Cuando los atahualpistas llegaron a la meseta, tuvieron que luchar tres días por tomar las posiciones enemigas, la retaguardia cusqueña - compuesta por tallanes, tumis, chimus, yungas- , se quedó defendiéndolas para proteger la retirada del grueso del ejército. El general Huanca Auqui organizó sus fuerzas en Hatun Xauxa (Hatunjauja), cerca de ahí, en Yanamarca, se enfrentó a los quiteños, la batalla costo un gran número de vidas, ambos bandos luchaban por el control del valle del Hatunmayo o Huancamayo por ser un punto estratégico, al atardecer los cusqueños se retiraron a la parte de la margen derecha del río y los quiteños se quedaron en la Saya de Hatunjauja o Xauxa que se convirtió en su principal base de operaciones. Atahualpa consiguió el apoyo del jefe local Manco Surichaqui. Unos 2 mil cusqueños permanecieron al sur de río Angoyaco deteniendo el avance de los quiteños por un mes, finalmente el general huascarista Mayta Yupanqui derrotó a Challcuchimac en Tovaray matando a 10 mil enemigos, los quiteños retrocedieron hasta encontrarse con los refuerzos de Quizquiz para reiniciar el avance. Forzados a retroceder los cusqueños son vencidos en Vilcas (Ayacucho), tras esto Atahualpa mismo se unió a sus tropas en el frente.